Wednesday, August 23, 2006

el Kula según Malinowski



El Kula es un tipo de intercambio intertribal de gran embergadura: lo llevan a cabo comunidades que ocupan un amplio círculo de islas y constituyen un circuito cerrado.

Dos tipos de artículos, y solamente dos, circulan sin cesar en sentidos contrarios a lo largo de esta ruta. En el sentido de las agujas del reloj se desplazan constantemente los artículos de un tipo: los largos collares de concha roja, llamados soulaya. En el sentido contrario se desplazan los del otro tipo: los brazaletes de concha blanca, llamados mwali.

Siguiendo su propia dirección en el cicuito cerrado, cada uno de estos artículos se encuentra en el camino con los artículos de la otra clase y se intercambian unos por otros sin cesar. Todos los movimientos de los artículos kula, todos los detalles de las transacciones, están regulados y determinados por un conjunto de normas y convenciones tradicionales, y algunos actos del Kula van acompañados de ceremonias mágicas rituales y públicas muy complicadas.

Ningún artículo puede permanecer durante mucho tiempo en poder de un indiviuo. Una transacción no agota la relación kula: la norma vigente es "una vez en el Kula, siempre en el Kula" y la asociación entre dos hombres es algo permanente, para toda la vida.

El intercambio ceremonial de los dos tipos de artículos es el aspecto más importante y fundamental del Kula. Pero, asociado a ello y bajo tal pretexto, se encuentran gran cantidad de actividades y aspectos secundarios. Así, junto al intercambio ritual de brazaletes y collares, los inígenas hacen comercio normal, cambiando de una isla a otra muhcas mercancías útiles e indispensables, ya que con frecuencia no se pueden encontrar en el distrito que las importa.

Además, hay otras actividades preliminares al Kula o relacionados con él, tales como la construcción de canoas de altura para las expediciones, ciertas formas de ceremonias fúnebres y los tabús preparatorios.

El principio fundamental de las reglas que rigen la práctica del intercambio es que el Kula consiste en la entrega de un regalo ceremonial al que debe corresponderse con un contrarregalo equivalente después de un cierto lapso de tiempo, ya sea unas cuantas horas, incluso minutos, ya sea un año, a veces más, el tiempo que diste entre las dos entregas.

(Nota: con objeto de no ser culpable de inconsistencia por usar abusivamente la palabra "ceremonial", la definiré en breve. llamaré cremonial a un acto si es a) público; b) se ejecuta observando formalidades precisas; c) tiene importancia sociológica, religiosa o mágica, y conlleva obligaciones.)

Pero nunca pueden intercambiarse los dos objetos mano a mano después de haber discutido su equivalencia, negociándolos y evaluándolos. El decoro de la transacción kula se observa rigurosamente. Los indígenas la distinguen con toda claridad del trueque, que practican con profusión y del que tienen una idea precisa y un término para designarlo: en kiriwiniano, gimwali. A menudo, para criticar un procedimiento incorrecto, demasiado precipitado o inconveniente en el Kula, dicen "Lleva su Kula como si fuera un gimwali."

El segundo principio, muy importante, es que la equivalencia del regalo de devolución se deja al criterio del que la hace y no se le puede forzar con ningún tipo de coacción. Un asociado que ha recibido un regalo kula está de alguna forma comprometido a corresponder con lealtad e igual valor, esto es, a ofrecer un brazalete tan bueno como el collar que ha recibido, o viceversa. Es más, un artículo muy bueno debe reemplazarse por otro de valor equivalente y no por varios menos valiosos, aunque pueden hacerse regalos subsidiarios para cubrir un compás de espera hasta la auténtica compensación.

Si el artículo que se da como regalo de devolución no es equivalente, el receptor se sentirá contrariado y se enfadará, pero no dispone de medios directos para exigir una reparación, ni para forzar a su asociado o poner fin a la transacción.

Aunque, como todo ser humano, al indígena kula le gusta poseer y, en consecuencia, desea adquirir y teme perder, el código social de normas que rigen el dar y tomar supedita su natural tendencia adquisitiva.

Este código social, tal como lo encontramos entre los indígenas que participan en el Kula, sin embargo, está lejos de apaciguar el deseo natural por la posesión: por el contrario, asimila la fortuna a la grandeza, y la riqueza es la marca indispensable del rango social, el símbolo del mérito personal. Pero lo importante es que, para ellos, poseer es dar, y en esto se diferencian mucho de nosotros. Se supone que un hombre que posee un bien debe compartirlo, distribuirlo, ser su depositario y su dispensador. Y a más alto rango, más grande es la obligación. Resulta normal que un jefe ofrezca alimento a todo extranjero, visitante e incluso al holgazán de la otra punta del poblado. Es natural que reparta la nuez de betel o el tabaco que reserva para su consumo. Hasta tal punto es así que los hombres de rango tienen que esconder el excedente de estos artículos que quieran reservar para más adelante. En el extremo oriental de Nueva Guinea, un tipo de cesta grande, con tres compartimentos, que se fabrica en las Trobriand, era muy poputar entre las gentes de rango, pues servía para esconder los pequeños tesoros en los compartimentos del fondo.

De forma que el sistema principal de poder es la riqueza y el de la riqueza es la generosidad. En efecto, la tacañería es el vicio más despreciado y la única cosa sobre la cual los indígenas tienen una concepción moral muy estricta: en cambio, la generosidad es la esencia de la bondad.

Este precepto moral y el consiguiente hábito de generosidad, si se observan de forma superficial y son mal interpretados, engendran otra conceptión errónea muy difundida: la del comunismo primitivo de los salvajes. Esta, tanto como la falacia diametralemnte opuesta del indígena ávido de posesión y despiadadamente tacaño, es totalmente errónea...


Bronislaw Malinowski

Los Argonautas del Pacífico Occidental. Un estudio sobre comercio y aventura entre los indígenas de los archipiélagos de la Nueva Guinea melanésica.

1922, Londres.

(los extractos son copiados de la traducción publicada por ediciones península, Barcelona)




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